Has visto muchas cosas, y no temes a la muerte, pero algunas veces la deseas ¿No es cierto? Eso les pasa a los hombres que han visto lo que hemos visto, corras, no corras, vagas hambriento, reconocer la vida en cada sorbo de aire, en cada muerte, en los ojos, su objetivo cumple, sin incertidumbre, no sucumbe hasta que vislumbre la cumbre. Y reconoce el mal brutal en un ritual combativo, permaneciendo en guardia aunque parezca dormido. Toma cada decisión con tensión pero sin nervios, pone remedio al desanimo y no culpa al prójimo, su razón es una acción de una reacción instantánea. Lo que el guerrero enseña no puede hacerlo solo, necesita compañeros con quien luchar codo a codo, de ese modo su poder se multiplica, se aplica... estás en ese pellejo del guerrero?
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